EL DIAGNOSTICO ERA DEFINITIVO....
Lola tomo a su niña en brazos, corazón a corazón, y mentalmente se vistió de gala para el recorrido más significativo en su vida. Zapatos de tacón para estar a la altura de las circunstancias, un velo sobre el rostro para resguardar el alma y sentirla cerca.
Guardo en su bolso un saquito de arroz para asegurar la abundancia y la creatividad, una pomada de bálsamo para sanar las heridas de viaje. Y en un cofre sagrado, guardo el amor como fiel consejero en todas las decisiones que habría de tomar durante la batalla.
Ambas mujeres libraron la pelea, en ella hubo días de campos serenos llenos de flores, de agua tibia y pájaros azules, los mejores abrazos, los mejores besos, las mayores risas. En ella hubo grandes tristezas que inundaron el cielo y que luego provocaron una lluvia fértil. La guerra fue larga y la muerte llega para todos, tarde o temprano, pero construyeron un camino sabio para encontrarse con ella y eso las convirtió en mujeres valientes y plenas. Había valido la pena saber quiénes eran en realidad, había valido la pena el recorrido.
Lola devolvió a la tierra el cuerpo de su hija se vistió de duelo para descansar el alma y reparar los daños. llegarían, cómo siempre sucede, mejores tiempos y nuevas batallas.
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